Un palacio en el centro de Milán, una modesta granja del Báltico o una antigua guardería en Metzingen y con capital privado, se transforman en co-viviendas adaptadas a las necesidades de sus habitantes para ganar calidad de vida.
La idea surgió en Dinamarca a mediados de los años 60 con el arquitecto Jan Gudmand-Høyer. Es una alternativa cada vez más demandada que consigue ofrecer pisos asequibles en buenas zonas porque se reducen los metros de vivienda privada pero se complementan con zonas comunes. Estas casas están planificadas para reducir los gastos de energía y agua. Comparten además jardín, coches y bicicletas. Suelen ser edificios en desuso que contribuyen a dinamizar la zona. Read more